TOPSHOP Su estrategia para vender estilo.

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La marca ya es un hit en Inglaterra. Y ahora abrió sus puertas en el corazón de Manhattan, donde estilistas se encargan de que los clientes gasten y salgan a la calle no sólo con prendas nuevas, sino que con un look completamente renovado. Tenidas de la colección de Kate Moss, colores fuertes, flecos, lentejuelas, rayas y brillos. Lo exuberante nunca es demasiado para el nuevo concepto de moda de consumo rápido de Topshop.

Mucho del fenómeno Topshop? una manía nueva en Manhattan pero bien establecida en Inglaterra? se debe a la habilidad de la empresa para presentarse menos como una tienda que como una estación de servicio para adquirir estilo, con su propia vocera fashion: la Fábrica Kate Moss para la Moda de Consumo Rápido. El concepto es claro: uno entra a Topshop con su vieja ropa hippona de corte acampanado y, en un ratito, la reemplaza por prendas nuevas, brillantes y ajustadas que lo hacen verse cool. Topshop tiene, en su staff de vendedores, un equipo de elite de empleados llamados "consejeros de estilo" que están ahí para ayudarlo. Su misión es la de predicar el evangelio según el cual es imperativo mezclar naranjo con rosado.

Los consejeros de estilo de Nueva York son generalmente mujeres y hombres de 20 y algo años, estudiantes o recién graduados que aspiran a hacer carrera en la moda. Keri Gibbs, de 26 años, se graduó hace tres años del Fashion Institute of Technology y trabajó como estilista en una revista. Cuando vio un aviso para el empleo en Topshop, el verano pasado, cuenta que "inmediatamente sentí que era mi destino". Sus colegas la llaman "el diccionario", porque Gibbs puede identificar a cualquier diseñador independiente y aspirante socialité que ve. En su primer día de trabajo, Gibbs les vendió estilo a dos clientes. El primero gastó 415 dólares, el segundo mil 400.

Muchas veces, los nuevos clientes que llegan en busca de sus servicios reparan en el look individual de cada estilista y, "de repente dicen: Oh, ¿tengo que vestirme como usted?". No necesariamente!.

"Gibbs, cuando veo a alguien, inmediatamente voy a pensar, por ejemplo, en ese fantástico vestido floreado que tenemos. El cliente me dirá: No uso nada floreado. Y yo pensaré: No sabes nada, porque éste es el vestido con el que vas a salir de la tienda hoy"
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